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EL MANDIL

"Recibid este mandil, distintivo del Masón, y más honroso que todas las condecoraciones humanas, porque simboliza el trabajo . Única fuente de salud, del saber, de la virtud y de la riqueza. Os da derecho a sentaros entre nosotros, y sin el nunca deberéis de estar en logia". Con estas solemnes palabras, el Venerable ciñe al neófito el mandil de aprendiz Masón. Este símbolo representa para todos los francmasones un fuerte sentimiento de afinidad con nuestros hermanos. Al recibirlo, lo imprimimos en nuestra memoria como el primer regalo que  recibimos de la Masonería, es el primer símbolo sobre el que recibimos una explicación, y la primera evidencia tangible para el iniciado de que ha sido admitido en nuestra augusta orden. En el mundo profano el mandil es un pedazo de tela, cuero o material impermeable que se sujeta al cuerpo a la altura del cuello o la cintura, para proteger la ropa durante los trabajos. El Mandil, palabra de origen árabe que significa en e

EL NÚMERO 2

Todo lo que tiene un contrario nace de ese contrario Los vivos nacen de los muertos Platon El Uno, la Mónada, da origen al Dos, la Díada, pero tanto la Mónada como la Díada son principios antes que números. La Díada es el primer "desprendimiento", que conduce a la pérdida de la unidad original. Introduce la relatividad, la dependencia, la alteridad y la posibilidad de conflicto, de modo que representa también la desviación respecto de la perfección primordial y, en consecuencia, el pecado, lo transitorio, lo corruptible. La Causa Primera es la perfección. El Mal se aleja del Bien para entrar en la diversidad. De la Díada surgen todos los contrarios que existen en la naturaleza.    En la alquimia, estos contrarios son al principio antagónicos, pero la Gran Obra los reintegra finalmente a la unidad en el Andrógino. En el budismo, los contrarios son la Sabiduría y el Método, el Ciego y el Cojo que se unen para poder ver el Camino y transitar por él, mientras que el b

EL NÚMERO 3 .·.

Aunque todo sea Uno en esencia y realidad, se nos manifiesta y aparece como Dos. Unidad y Dualidad están así íntimamente relacionados, indicando la primera el reino de lo absoluto y la segunda su expresión aparente.   El dos es el número del discernimiento que procede del análisis, pero quedarse en él es quedarse en la duda permanente y estéril. Para sacar algo en limpio debemos orientar el alcance de nuestras dudas o nuestras convicciones, aprendiendo por medio del discernimiento a unificar los dos aspectos de nuestra visión interior. La verdad no puede ser captada más que por la conciliación de los contrarios.   Hegel desarrolló el método dialéctico que consiste en explotar el hecho de que la mente humana se desenvuelve entre conceptos opuestos y trata de sintetizarlos en un concepto superior. Para ello debemos afirmar una tesis y luego una antítesis para luego concluir en una síntesis. Consta de tres elementos, de los cuales dos son opuestos y un concepto superior que los r

La Palabra perdida

Nosotros somos una generación privilegiada, pues hemos heredado el don de la palabra. El lenguaje no lo hemos construido nosotros, sino que nos ha sido transmitido a través de la historia por generaciones. Tenemos la gracia de expresar el mundo con símbolos, cuyos significados se han formado en nuestras mentes sin haber participado en su elaboración. Según Lacan nuestro inconsciente está estructurado como un leguaje. El sujeto se desarrolla mediante su inserción en el orden simbólico, momento en el cual el infante adquiere la habilidad de utilizar el lenguaje, es decir, de materializar su deseo mediante el discurso.   Con la palabra expresamos el mundo, lo aprehendemos y lo hacemos nuestro, al mismo tiempo que nos atrapa a nosotros. El mundo, es decir, la realidad, es una construcción del lenguaje, y por ello perder la palabra es también perder el mundo, en tanto que perdemos su significación y la capacidad de vincularnos con las cosas. Por ello, cuando perdemos la palabra, también

Libertad

La palabra Libertad proviene del latín libertas, que designa la condición del hombre libre, responsable de sus actos, y capaz de obrar según su propia voluntad.   Muchos se creen libres por no estar en la cárcel o ser esclavos. Ese pensamiento bipolar, en el que las cosas son sólo blancas o negras, ayuda a tranquilizar la conciencia. Pero, interiormente sabemos que no es así y que no somos todo lo libres que quisiéramos, pero como aún estamos dentro de nuestra zona de confort, nos vamos acostumbrando a la perdida de libertad, como la rana al agua cada vez más caliente.   Si bien se ha abolido, en gran medida, lo que antiguamente se denominaba esclavitud, continua el sometimiento a otra persona, sin opción a réplica, como una manera sutil de sumisión y ciertamente una pérdida de libertad.   También entran en esta categoría los esclavos de las ideas de otros, como los fanáticos, que han perdido la capacidad de disentir, o los adictos cuyo único deseo es el de satisfacer una necesidad