La vida es construcción. Para
nosotros hoy es urgente construir una humanidad inclusiva que nos contenga a
todos, y como eje central construirnos a nosotros mismos como personas y
como sociedad. En sentido concreto, “construir”
significa elaborar un producto con ciertos materiales, pero en un sentido
abstracto significa ordenar según un criterio y de acuerdo con leyes
universales. Ser original es volver al origen. Lo original, único, a la vez
singular y universal, está en lo no aprendido, en lo natural de nuestra especie
y de nuestra sociedad, lo esencial.
En nuestro origen como nación está
el Criollo. Durante el Virreinato, los criollos eran los hijos de españoles o
europeos nacidos en Hispanoamérica. No podían acceder a cargos políticos ni
eclesiásticos, a pesar de tener el poder económico, esas limitaciones y
privilegios fueron las que originaron la rebelión y la búsqueda de la
independencia. Ellos fueron el núcleo alrededor del cual nos organizamos como
sociedad, desde la creación de la Argentina como nación independiente.
Obviamente después de la
independencia se mezclaron, con indígenas, negros e inmigrantes y dieron comienzo
a un verdadero crisol de razas. Con la libertad de vientres (que impidió la
reproducción de esclavos) y los muertos, como carne de cañón en la guerra de la
independencia, la población negra fue desapareciendo hasta su extinción, y los
pueblos originarios fueron diezmados en la conquista del territorio, llamado la
“conquista del desierto” como si allí no viviera nadie. Sin embargo, el ícono
de la tradición, fue un mestizo de sangre española e indígena, que
habitaba en las zonas rurales, fruto de las relaciones ocasionales de los hombres
blancos con las mujeres aborígenes. La palabra gaucho deriva del término quechua "huachu", que
significa sin padre, era independiente, buen jinete, vivía de cazar vacas y
vender el cuero. Se caracterizaba por su espíritu libre, aventurero y combativo.
Cabe destacar que antes de la
independencia de 1816, lo que hoy es Argentina, en realidad eran una serie de
ciudades conectadas únicamente por la voluntad administrativa de la metrópolis,
y la producción agrícola y ganadera era ínfima. Es decir la “propiedad” de la
tierra como hoy la conocemos es un asunto que se empieza a tener en cuenta
durante el siglo XIX y va de la mano con la incorporación de Argentina al
mercado mundial. En otras palabras, lejos de pensar en una propiedad “eterna”,
gestada por los siglos de los siglos, tenemos que pensar en un régimen de
propiedad construido en los últimos 150 años, sobre la base de un modelo que
mayoritariamente consistió en la gran propiedad terrateniente y absentista (es
decir, en la que los dueños ni siquiera conocían sus tierras) dedicada a la
exportación.
El reparto de tierras públicas entre
los “amigos” comenzó con la ley de Enfiteusis de Rivadavia y la
apropiación privada de tierras “publicas”, operación vinculada al conocido
empréstito Baring Brothers, ya que el préstamo requerido a la casa londinense
implicaba que, ante la falta de fondos, se hipotecaba el conjunto de la tierra
pública. El sistema de “enfiteusis” consistía en que el adjudicatario ocupaba y
hacia producir las tierras públicas, no como propietarios sino como
arrendatarios. Los grandes propietarios aprovecharon el sistema de enfiteusis
para acaparar enormes extensiones por poca plata. Muchos colaboradores y amigos
del régimen fueron los enfiteutas más beneficiados, entre ellos las familias
Anchorena, Alvear, Ortiz Basualdo, Bernal, Bosch, Braun Menéndez, Bullrich,
Díaz Vélez, Blanco Villegas, Larreta, Lezica, Lynch, Miguens, Obarrio, Ocampo,
Olivera, Ortiz Basualdo, Vidal, Sáenz Valiente y otras.
Pero, fue durante la época de Rosas cuando
se dio un verdadero proceso de acumulación originaria para los grandes
terratenientes pampeanos. Durante su gobierno la ganadería creció. Por otra
parte, esta “acumulación originaria” tuvo su correlato en la transformación de
pequeños propietarios y campesinos en trabajadores rurales. La persecución y
control de los “vagabundos”, el refuerzo de los jueces de paz que exigían la
libreta de “conchabo” para circular en el territorio, y la criminalización de
los gauchos, tuvo la finalidad de incorporarlos forzosamente al sistema
productivo basado en el modelo estanciero-saladeril. Roca repartió tierras
entre sus soldados y trató bien a los indígenas que se pacificaron, doblándole
la paga al soldado que se casaba con una india. Como presidente de la
República, con el asesoramiento de Sarmiento, promulgó la célebre ley 1.420 de
enseñanza laica, gratuita y obligatoria, con la que la Argentina fue la nación
más alfabetizada de América.
Recordemos, además, que Roca negoció
la paz con la mayoría de las tribus, lejos de exterminarlas y que, fruto de su
astucia, logró posteriormente el reconocimiento chileno de nuestra soberanía en
el Sur. Su acción permitió que nuestro país extendiera el territorio nacional,
desplazando el límite que fijaba el Río Negro. La valiosa gesta geopolítica de
Roca se completó con la visión del Perito Moreno, héroe civil y prohombre
muchas veces olvidado, cuya argumentación a favor de tomar la "línea
divisoria de aguas" en lugar de "las altas cumbres que dividen
aguas" evitó que perdiéramos los lagos, la precordillera y la Cordillera
al sur del lago Gutiérrez, hoy lindante con Bariloche. Cabe destacar que el
Gral Roca y su tropa después de la exitosa
campaña también recibieron donaciones
de tierra de parte del Estado, mientras que Francisco Pascasio Moreno las
rechazo y donó las suyas como Parques Nacionales.
Muchas veces hemos escuchado que a
diferencia de Sarmiento en su Facundo, José Hernández en su Martín Fierro
hablaba con cariño de los gauchos, pues Hernández era un estanciero del litoral
y el tema del Gaucho es para él un asunto serio, ya que el gaucho es arrancado
de la estancia para ir a servir a la frontera, la cual seguía tan desguarnecida
como antes, pues en la idea de Hernández al indio hay que combatirlo con un ejército
regular, y dejar al gaucho en la estancia donde genera riqueza para el
propietario.
Por su parte, Sarmiento en el
Facundo, además de querer desprestigiar a Rosas y al caudillismo, tenía una
concepción de la historia como conflicto entre civilización europea y barbarie
indígena. La primera se encontraba en las ciudades y la segunda en la llanura
donde habitaba el gaucho y los aborígenes donde, según él, existe una sociedad
desasociada. El mundo bárbaro será el de la naturaleza, la inercia, lo
instintivo, vital y misterioso, enfrentado al mundo de la ciudad y la razón. Para
ello Sarmiento quería terminar con la guerra al Paraguay, eliminar a los
caudillos federales y al gauchaje alzado, a fin de crear un mercado interno
ordenado y pacificado para comerciar con Europa.
Hernández toma la critica que
Alberdi hace a Sarmiento según la cual este no comprende la importancia de los
factores económicos dentro de los procesos históricos. Para Alberdi "es el campo el que tienen los puntos de
contacto con la Europa Industrial, comercial y marítima, porque ellos son las
que producen las materias primas, es decir la riqueza, en cambio de la cual
Europa nos suministra la manufacturas" Y más concretamente lo valioso
para Europa es el sector agropecuario.
Es por eso que Hernández escribe en
una carta a los editores del Martín Fierro "Mientras la ganadería
constituya la fuente principal de la riqueza, el gaucho será un agente
indispensable en la vida rural sin el cual se entorpecería la marcha y el
desarrollo de esta industria que es la base de un bienestar permanente" y
más adelante dice "América es para Europa la colonia rural y Europa es
para América la colonia fabril".
El problema para Hernández es que
los gringos que vinieron no sabían andar a caballo, porque era cosa de ricos en
Europa, ni conocían las tareas rurales y el único conocedor de las mismas es el
gaucho, por lo tanto si exterminamos al gaucho destruimos nuestra riqueza y si
cuidamos al gaucho nos enriquecemos (los estancieros).
Hernández lo resume en el siguiente
texto: Necesitamos ciertamente del elemento extranjero. Pero necesitamos cuidar la condición de nuestros paisanos, pues las
sociedades que olvidan a los pobres están condenadas a ser siempre pobres. Con
lucidez política, desde Buenos Aires, se comienza a realizar lo exigido por
Hernández, en la ida del Martin Fierro, que es crear un ejército de línea para
defender las fronteras, abandonar la búsqueda de contingentes en el gauchaje,
dotar de derechos al gaucho y tratarlo como a cualquier ciudadano e impedir los
abusos de los jueces. La Vuelta del gaucho Martín Fierro está dirigida a los
gauchos para enseñarles con que deberes habrán de pagar sus derechos
(para ese entonces Hernández estaba en el Gobierno).
Visto de este modo, no hay un
antifacundo sino a lo sumo una discusión sobre cuestiones parciales de si los
gauchos servían o no, y como utilizarlos para que sean útiles porque en los
temas importantes como ser la complementación con el mercado europeo y la idea
de progreso era idéntica.
¿Pero en que nos toca ahora a
nosotros estas antiguas discusiones?. Creo que los libros y las ideas pueden
influir en los sentimientos de un pueblo y dictar su conducta y en este caso se
ha realizado una tendenciosa lectura de las correrías de Martín Fierro que no
son las de un aventurero, sino sus desdichas.
Se ha tomado de la obra, solamente
algunas partes que interesaban a un proyecto político, se ha resaltado el
arquetipo y mostrado como ejemplo a seguir a un gaucho derrotado, a quien lo
único que le interesa es conseguir un lugar decente, dentro del orden
establecido, pero que no tiene ni posibilidad, ni deseo, de quebrar ese orden. El
Gaucho de Hernández anda solo "yo abriré con mi cuchillo el camino pa
seguir Individualista, anárquico, no concibe la acción en grupo. Cuando se
junta con alguien (Cruz) es para huir a la barbarie pampa.
Además nos toca esta discusión como
masones, pues el odio que sienten los revisionistas por el masón Sarmiento, los
lleva a absolutizar la figura de Hernández y a considerarlo la encarnación viva
de su personaje. De este modo ven en Hernández esa figura gaucha, macha, y
amante de la tierra que tanto les gusta.
El Martín Fierro fue tomado por los revisionistas como la réplica a la política liberal de los masones doctores porteños. Aunque Hernández era también un Masón que ocupó el cargo de Gran Secretario de la Orden.
Creo que Sarmiento y la Generación
del 80 han despertado un odio visceral en grandes sectores de nuestra sociedad
y ese recelo se ha extendido también a la masonería, suponiéndola subordinada a
los intereses Ingleses y Prusianos con las consignas de progreso unidas a un
proyecto agroexportador.
Las razones del odio son muy claras,
se produjeron cambios muy importantes, que afectaron los intereses de la
iglesia católica y de la clase dominante en ese momento y ese fenómeno se dio
en toda la América Latina que años anteriores había conseguido la independencia
de España y Portugal, gracias a las Logias operativas impulsadas en aquel
momento por Inglaterra y Francia y que desaparecieron luego de la
independencia.
Los cambios producidos en Inglaterra
en el siglo XVIII, luego del avance de la ciencia al separarse de la iglesia,
fueron lo que en su momento se denominó progreso y permitió el crecimiento
económico de una burguesía urbana en algunos países Europeos desplazando a la
nobleza. De la mano de los descubrimientos de la electricidad, la fundición de
hierro y la máquina de vapor se revolucionaron el comercio marítimo con barcos
a motor, el transporte terrestre con los trenes y la industria manufacturera
donde la maquina reemplazo al artesano y quedaron muchos europeos en la pobreza,
que años más tarde, a principios del siglo XX, vendrían como inmigrantes,
fomentado por la dirigencia europea, que quería sacárselos de encima para
evitar conflictos, vendiendo el espejismo de venir a “hacerse la america”.
Entre las principales
características de la Revolución Industrial, se destacan la producción a gran
escala, especialmente de alimentos, el dominio de la burguesía sobre la
economía y la política, sustituyendo el poder absoluto de la nobleza y dando
origen a la clase social del proletariado, el desarrollo de nuevas industrias
como la textil, la siderúrgica o la minera, la sustitución del hierro por el
acero.
En América había grandes extensiones
de tierra sin dueños con título de propiedad, ocupadas por población autóctona,
lo que significaba una solución para la población europea excedente. La
construcción de ferrocarriles orientados al puerto, a cambio de tierra que sería
entregada a los terratenientes, para que se la arrienden a los inmigrantes europeos,
permitía abastecer de alimentos a Europa, a cambio de los productos
industriales y favorecer de este modo a Inglaterra y Prusia que estaban
liderando el camino hacia la industrialización, los cambios en la agricultura y
ganadería por la genética y básicamente un cambio cultural en la administración
de los negocios. Cuando Sarmiento, desde la presidencia impulsó leyes para
crear colonias agrícolas y entregar tierra directamente a los inmigrantes como
se había hecho en EEUU, no pudo hacerlo porque se le opuso la Sociedad Rural
Argentina, el primer gremio que se formó en el país, en 1866, que fue la que
agrupaba a los propietarios de las grandes Estancias y la presión gremial de
los latifundistas triunfó. A diferencia con EEUU no se repartió la tierra al
que venía a trabajarla, sino al cofrade que la alambraba.
Es interesante observar quienes son
los primeros que se unen ante la adversidad para defender sus intereses y se
quejan cuando otros se unen porque saben cómo se multiplica la fuerza con la
unión. Cabe recordar que el latifundio es improductivo y no es competitivo
económicamente. Años más tarde, vuelven a unirse en el golpe de 1930 cuando
derrocan a Irigoyen (gobierno de ideología socialista/izquierdista para la
época) que favoreció con leyes al obrero esclavo de la época preocupó mucho al
terrateniente y como los militares de alto rango eran dueños de grandes
estancias o sus hijos eran militares acomodados, esto favoreció el golpe, con
la excusa del anarquismo.
La Masonería tuvo un papel central
en el proyecto de ocupar las tierras improductivas, primero en Europa
reclutando y preparando dirigentes para poblar y luego estableciendo colonias
de europeos de la mano del ferrocarril, para eso se tomó como ejemplo a los
colegios romanos, que en esos tiempos fueron civiles que acompañaban al
ejercito romano en sus campañas, cuando colonizaba permanecía en la colonia para
sembrar la semilla de la civilización romana, construyendo caminos, acueductos,
cuarteles, casas y templos. Esta penetración se hizo con el tendido de las vías
del tren, que en muchos casos seguía al ejército que liberaba el terreno y con
los que unos pocos se apoderaron de 54 millones de hectáreas en EEUU y 32 millones
en Argentina. Se avanzaba sobre los terrenos liberados de nativos por los
ejércitos formados por gauchos y esas tierras fueron repartidas a los terratenientes
y cofrades amigos, que arrendaban a los Europeos recién llegados, para
colonizar y sembrar. Obviamente los gauchos quedaron fuera del reparto,
relegados a peón golondrina o a ganadería en un campo donde le dejaban
construir un rancho.
El modelo se replicó en toda América,
sobre todo en países de la costa del Atlántico, a donde emigraron en barcos 50
millones de europeos entre 1870 y 1930, principalmente campesinos y obreros. La
construcción del ferrocarril permitía repartir empleos, arrendar tierras a los nuevos
colonos, exportar productos agrícolas e importar manufacturados.
Allí, junto a la creación de pueblos
a la vera de las vías del ferrocarril floreció la Masonería en América,
generando instituciones laicas como:
El Martín Fierro fue tomado por los revisionistas como la réplica a la política liberal de los masones doctores porteños. Aunque Hernández era también un Masón que ocupó el cargo de Gran Secretario de la Orden.
·La educación pública y gratuita que le quitó a la Iglesia Católica el monopolio de la educación.
Si bien hubo personajes significativos, intereses contrapuestos y una diversidad de ideas, la Masonería, desde la creación de la Gran Logia en 1857 hasta su división en la década del 30, fue la que lideró este cambio y fue el ámbito donde se realizaron esas discusiones, lo que garantizaron el respeto en los debates, pues cada parte expresaba intereses legítimos e ideas razonables.
Los combates deben librarse, y en ellos habrá ganadores y perdedores, pues en eso consiste la política. Pero el resultado no es la aniquilación del otro. El objetivo debe ser la creación de instituciones en las que pueda darse un respetuoso debate de ideas e intereses y se llegue a acuerdos, ya que no podemos esperar que el consenso brote espontáneamente por la buena voluntad. En las sociedades, los consensos están al final de la historia, y no al comienzo. Es bueno saber que la discusión sobre estos temas no se acaba nunca y no debe acabarse, pues en ella está lo vital de la política democrática. Los acuerdos que perduran son el resultado de debates entre intereses y entre ideas.
Hace más de 150 años, surgimos como país con una muy fuerte inmigración, en función de un proyecto económico agroexportador que ha perdido vigencia. A pesar de que en Argentina más del 90% de la población tiene algo de sangre europea, también es mestizo, han pasado varias generaciones y ya no somos europeos en el exilio. Ya no podemos volver masivamente. Es más, el continente Europeo está sufriendo la inmigración de otros pueblos.