Se
supone que la separación de poderes es garantía de libertad al dividir
el poder en tres y asignarle a cada uno una institución diferente, para
que el estado nos proteja de nosotros mismos.
¿Quién nos protege del
propio Estado?.
Para responder a esta pregunta apareció la teoría según la cual un Estado dividido no podrá violar los derechos de sus súbditos, al encontrarse contenido por los frenos y contrapesos mediante los cuales cada una de sus ramas frena la expansión de las otras.
En realidad la libertad no tiene nada que ver con la forma del poder, sino solamente con sus límites. Nos han engañado y no nos queremos dar cuenta.
Pero, la realidad es que desde
que se estableció la división de poderes el Estado no dejó nunca de crecer, nunca ha sido tan intrusivo como lo es ahora, nunca ha violado más derechos y
libertades, nunca ha cobrado más impuestos y nunca ha invadido tanto
la vida privada de los ciudadanos.
En la primaria se nos enseña el Algoritmo de la
división entera donde (a = b / q + r ). Esto significa que lo que
va a ser dividido se puede escribir como el producto de lo que lo divide por el
cociente, más el resto. NUNCA el Dividendo está en la misma jerarquía del
Divisor que lo divide.
Mientras
sigamos poniéndole atención a la división, estaremos fomentando la grieta entre nosotros, privándonos de saber qué es lo que nos divide, quién gobierna sobre nosotros, que no es otro que el poder económico y por lo tanto continuaremos siendo
reducidos al resto efímero de lo que podemos Ser.
No
existe en realidad la división de poderes, porque el poder no se divide, se
ejerce.
Los tres poderes están conformados por gente que se dedicó, se dedica y
se dedicará, precisamente a eso; a llegar allí.
Años y años acomodándose en cuanto resquicio público se puede (lo que
definen como "ocupar espacios"); desde las universidades hasta los
hospitales, pasando por los ministerios y las secretarías. Conforman
"equipos de trabajo" en "centros de investigación" que
proveen de insumos al sector público vía transferencias y subsidios de
instituciones internacionales cuyo sentido es precisamente ese fin.
Militan alguna causa de ocasión para estar actualizados en la vidriera
políticamente correcta, suelen estar cerca de las "organizaciones
sociales". Van a todas las reuniones de grupo de pertenencia. Año a año
van pasando desde los círculos alejados hasta los centrales levantando la mano
para certificar un resultado previamente estipulado, ungiendo a un compañero en
algún puesto clave de alguna dependencia pública. Son profesionales en conocer
vida y obra de todo el resto en ese entorno.
Saben que todos hacen lo mismo y se adaptan mágicamente a las
circunstancias cambiantes en esa selva burocrática. Son hijos, nietos, primos o
sobrinos de alguien con historia en la función pública desde el retorno de la
democracia. Todos los miembros de los tres responden a ese patrón.
El Estado en sus tres poderes tiene fieles representantes de lo más
granado de su propio statu quo, porque el verdadero
poder no está allí. Está en la Religión y en el control de la moneda, las leyes, la educación, la información y las armas.
Nota:
Al
número a se le llama dividendo.
Al
número b se le llama divisor.
Al
número q se le llama cociente.
Al
número r se le llama residuo.