Cuando se habla de la Luz, no nos referimos únicamente a la luz física del Sol o de una lámpara, sino a una Luz trascendente, al conocimiento iniciático que se busca adquirir.
"Conocer la luz" es sinónimo de conocer la Verdad.
En la alegoría de la caverna de Platón, el concepto de luz va más allá de ser simplemente una forma de concebir el aspecto de las cosas, sino que representa una manera profunda de mirar la realidad.
Solo el hombre liberado de las cadenas de la ignorancia puede conocer la verdad de las cosas, como se ilustra en la metáfora del sol en relación con la "idea del bien". Además, este hombre transita en la libertad del pensamiento mismo y en la comprensión de su propio ser y del ser de las cosas a través de la luz.
La luz no se limita solo a la iluminación intelectual o la sabiduría, sino que va más allá. La luz que buscábamos cuando estábamos en la oscuridad la recibimos para iluminar el camino que debemos recorrer a través del trabajo, y así poder salir de las tinieblas.
No se nos da simplemente la "iluminación", sino que se nos brinda la posibilidad de trabajar junto con otras personas en la búsqueda de la verdad.
"La Divina Comedia" de Dante se puede interpretar como un viaje en busca de la luz, y el Camino de Santiago, también conocido como el Camino de las Estrellas, es otro ejemplo de un viaje en busca de la iluminación, recompensado con la visión de una estrella brillante que supuestamente aparece en el camino de aquellos que son dignos.
Para iluminar el sendero que conduce a ese conocimiento, tenemos a nuestra disposición tres Grandes Luces: la escuadra, el compás y el libro de la ley sagrada.
El libro de la ley sagrada (que puede ser la Biblia, el Corán, la Torah u otros textos sagrados) representa la verdad revelada y sagrada. Es "La luz sobre nosotros". No se trata simplemente de una referencia religiosa, sino de la inspiración de la ciencia sagrada que se revela a aquellos que saben leer en ella.
El Compás representa la justicia con la que deben medir los actos de los hombres. Es "La Luz alrededor de nosotros", símbolo de la Fraternidad y del Servicio al Prójimo, es la luz que nos brindan aquellos que trabajan con nosotros.
La Escuadra, símbolo de la rectitud y el derecho, es el ángulo recto que marca el principio de toda construcción, la rectitud moral y la conciencia del hombre. Es "La Luz en nosotros", la luz que llevamos dentro y que debemos trabajar en nosotros mismos para eliminar nuestras partes oscuras y permitir que brille.
También se pone a disposición tres pequeñas luces, que brillan en los tres pilares, símbolos de los tres principios de la sabiduría, la fuerza y la belleza. Están representados por el Venerable Maestro reconocido por la madures de sus juicios y los Vigilantes que tienen la función de guiar y aconsejar.
En el techo del templo se encuentran en lados opuestos dibujados el Sol que indica la luz directa, intelectual y la Luna que indica la luz reflejada, el conocimiento indirecto y progresivo.
De hecho, sabemos además que la fuente original de luz espiritual está representada en el templo por el Delta luminoso, símbolo del Gran Arquitecto de Universo, ubicado exactamente en el Este, hacia donde simbólicamente volvemos nuestros ojos. El desafío es no sólo trabajar en este mundo unidimensional (donde no hay Trascendencia), sino en un mundo multidimensional (este mundo y el otro mundo), donde sí hay Trascendencia, para lo debemos conocer los Antiguos Augustos Misterios y no quedarnos con los símbolos sustitutos vaciados ya de contenido.
El correcto funcionamiento de la luz consiste en implementar un "entorno donde se dan las condiciones y personas para ver”.
En el templo, que reproduce el universo (como cualquier espacio sagrado), todas las palabras son percibidas, y se dirige a la atención de todos los sentidos. Se podría decir que se desarrollan los sentidos y por lo tanto permite que la verdad sea revelada a través de ellos. No sólo debemos agudizar nuestros sentidos para estar más sensibles y aumentar nuestra percepción, sino que debemos quitarnos nuestros prejuicios y ser más tolerantes con el otro, para enriquecernos con sus ideas y puntos de vista diferentes.
La luz representa el modo de conciencia en el que el hombre puede alcanzar cuando venció la opacidad de los impulsos instintivos y dirige su mirada a las formas inteligibles que constituyen el orden mundial en su unidad, la verdad y la belleza.
Pediste la luz, el sendero está iluminado por Grandes y Pequeñas Luces, tenés como guía al Delta luminoso, te dieron las herramientas apropiadas, te enseñaron la metodología, te ilustran Maestros experimentados, te acompañan personas en las que podés confiar:
Ahora, al sendero en busca de la LUZ lo tenés que recorrer vos
Recuerda que dicen que, al morir, hay una potente luz que nos atrae al final de un gran túnel