Tratamos muchas veces de que todas las cosas se adapten a nuestros deseos y somos capaces de cambiar la realidad afirmando que la Masonería es de tal o cual manera.
El Estatuto de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones establece que la misma es una institución iniciática, filosófica, educativa, benéfica y filantrópica. No es otra cosa. (por ejemplo caballeresca, esotérica, espiritista, deportiva o elitista). Habrá otras instituciones que lo sean, pero no podemos pedirle a la masonería que sea lo que quisiéramos que sea, solo es lo que es.
Dentro de estas definiciones, el término que más confusiones trae es el de iniciático pues al no ser una expresión utilizada en la vida profana, cada cual le atribuye cualidades a su antojo y trata de poner dentro de ese término todas las cosas que quisiera.
Hay que entender que la iniciación en nuestros templos tiende a provocar un cambio profundo en la vida de los iniciados, pero que esto no es algo que ocurra mágicamente en un instante por haber participado en una ceremonia de iniciación. La iniciación no es un fenómeno puntual y momentáneo sino que es un proceso, aunque pueda representarse en una ceremonia. Tampoco empezaremos a tener premoniciones ni poderes sobrenaturales. La iniciación no se da, se provoca. Solo se nos da la posibilidad. Está en cada cual, saber aprovechar la oportunidad.
La iniciación masónica no es un camino de salvación de carácter religioso o esotérico sino un proceso de auto esclarecimiento y es compatible con cualquier fe religiosa o esotérica que no anule la libertad de la persona.
Esta transformación pretende convertir, solo con el tiempo, al hombre común y corriente, en un hombre digno y respetable. La Ceremonia de iniciación como todo rito de pase, nos predispone para comenzar una nueva vida. Para ello se vale del simbolismo de la muerte iniciática en el sentido de una conversión. La muerte a una vida sin reflexión sobre uno mismo para dar paso a una nueva vida de reflexión ética, de práctica de la virtud y de conquista de la sabiduría.
De ese modo vamos a realizar ese anhelo de perfección que consiste en cuestionarnos permanentemente a nosotros mismos, porque tendremos el sentimiento de no ser lo que deberíamos ser.
En la ceremonia de iniciación se le muestra al neófito lo que será su vida dentro de la Masonería. Para ello, debe realizar viajes simbólicos que representan el camino que va a tener que recorrer por si mismo. Posteriormente el candidato se compromete y jura delante de los presentes a llevarlos a cabo.
A partir de ese momento el trabajo es individual. La persona debe ordenar sus ideas, tratar de saber quien es y que quiere. El trabajo comienza por esforzarnos en explicitar las razones por las cuales se actúa de tal o cual manera y reflexionar sobre la propia experiencia y la de los demás.
Empezaremos por cuestionar aquello actos nuestros que no reflejan nuestros sentimientos. Quizás sea conveniente, tomarnos por costumbre hacer un alto, por ejemplo 5 minutos por dia para reflexionar sobre lo que estamos haciendo y porqué tomamos esas decisiones. Esto debemos hacerlo de una manera rigurosa, es decir, “pensar por uno mismo”. Por ello, debemos dudar de todo aquello que no hayamos comprobado por nosotros mismos.
Vamos a descubrir entonces que todas las cosas que, en una primera impresión, nos parecen malas, como la muerte, las enfermedades y la pobreza no son malas en si mismas, porque descubrimos que no hay más que un solo mal: la falta de moral y, no hay más que un solo bien, la voluntad de hacer el bien por cada uno de nosotros y por la humanidad, por lo que se supone que examinamos siempre rigurosamente nuestra manera de vivir, a fin de ver si siempre está dirigida e inspirada por este voluntad de hacer el bien.
Si bien es necesario que el modo de vida se justifique en un discurso racional, este discurso es inseparable del modo de vida y debemos actuar tal como opinamos.
Es fundamental que siempre reflexionemos críticamente acerca de cualquier “verdad trascendental” presentada como salvadora del mundo y que justifique tal o cual forma de vida. La vida masónica es una búsqueda que jamás termina. Sin filosofía no se puede entender nada del mundo en que vivimos. Simplemente porque la práctica de la totalidad de nuestros pensamientos, de nuestras convicciones y también de nuestros valores se inscriben, sin que nosotros seamos conscientes en todo momento, en el marco de alguna de las grandes visiones del mundo elaboradas y estructuradas por el hilo que recorre la historia de las ideas. Por eso debemos estudiar las distintas corrientes filosóficas, pues las enseñanzas, actos y ceremonias de la masonería se dirigen a captar la esencia, el principio y la causa de todas las cosas. Investiga las leyes de la naturaleza para extraer de ellas las bases de la moral y la ética.
Por ejemplo: aprender a vivir, dejar de temer en vano a la muerte o simplemente, aprender a superar la banalidad de la vida cotidiana.
Quería aclarar que la iniciación masónica no es el único método de esclarecimiento, sino que es uno mas. Existen otros, incluso existen experiencias vitales espontáneas que tienen virtualidad iniciática en cuanto que provocan un aumento de conciencia del individuo, una nueva y mas responsable actitud ante la vida: v.g.: la maternidad / paternidad, la compasión por el dolor ajeno, la emoción estética, la creación artística, la experiencia de la muerte, etc.
Son experiencias iniciáticas aunque no metódicas sino espontáneas.
El método de iniciación masónico esta conservado en sus Rituales, que han sido elaborados en un largo proceso de decantación histórica y que guardan, un sutil equilibrio de gestos y palabras que no puede ser alterado arbitrariamente.
El método masónico no impone una unidad ideológica, política o religiosa a quienes lo practican. Da un marco general que admite y exige el pluralismo en su interior.
El método masónico se basa en la funcionalidad de los símbolos constructivos que articulan un imaginario emancipador de la conciencia individual. Esto nos permite poder detectar y resistir cualquier manipulación simbólica de grupos políticos o religiosos.
El simbolismo masónico es esencialmente polisémico y no admite una interpretación única. El método masónico nos implica racional pero también emocionalmente, apela a nuestra parte racional, consciente y también a nuestra parte afectiva, inconsciente.
Todo Masón se compromete por el mero hecho de serlo, a intentar vivir como un ciudadano ejemplar. La masonería prepara para cada uno de sus miembros un camino personalizado hacia la maestría de si mismo. El fundamento básico de la Masonería es la experiencia de autoconstrucción personal que se puede resumir en la frase : "Lo que tú haces, te hace".
La arquitectura simbólica con que trabaja la Masonería pretende que cada masón forje sabiamente su vida y haga del mundo un lugar donde sea posible una vida digna. A eso llamamos los masones al Arte Real.
Para terminar, recuerdo que en mi plancha de “mis impresiones sobre la ceremonia de iniciación” dije:
Quizás el trabajo por hacer sea pasar de los símbolos a la realidad como en esta oportunidad, simbólicamente, fue pasar de la oscuridad a la luz.
Nuestro problema siempre fue hacer conciente lo inconciente, pues existe una realidad de la que somos inconcientes. Por eso es necesaria la tolerancia, pues nunca sabemos que es lo que hacemos.
La base de la libertad es el reconocimiento del inconciente, la dimensión invisible.
Hacer conciente lo inconciente, descubrir un secreto, rasgar un velo, aquello que Freud llamó represión. Una inversión del significado.
De las sombras a la luz. Quizás nuestro nacimiento es un sueño y un olvido. Y estamos obligados a repetir lo que no podemos recordar.