El simbolismo nos enseña a edificar y
no a destruir; iluminar pero no incendiar; tratar de convencer pero no imponer las
ideas, y lejos de rechazar ciertas creencias u opiniones, abrir los brazos a
todos, porque la Masonería se nutre de las distintas corrientes del pensamiento
humano y busca la unidad de espíritu de sus miembros y no necesariamente la
uniformidad de opinión. Que cada uno afirme su propia personalidad de acuerdo a
su particular concepción del mundo y de la multiplicidad de formas del pensar. A
sus integrantes les enseña a convivir en armonía, con hombres que viven en
tolerancia con quienes profesan ideas diferentes.
Articular esos distintos pensamientos
en aras del bien común es la tarea del Venerable Maestro de un Taller masónico.
Para lo cual, debe aplicar con firmeza y sabiduría su escuadra para que la
construcción sea estable y duradera, pero, ¿hay en ese Taller alguien que
garantice que esa herramienta responde a las reglas de la Geometría? En otras palabras, hay
alguien que verifique que el Venerable Maestro esté obrando con rectitud e
idoneidad? Porque el Orador sólo verifica que se cumpla con la ley, pero aun
dentro de la ley se puede actuar sin probidad.
La persona mejor calificada es el último
Ex Venerable, denominado el Past Master, porque es quien ha recorrido el camino
y habiendo atravesado todas las etapas de uso y prueba de la herramienta, es
quien más sabe de la necesidad de que sea usada la escuadra perfecta.
¿Simbólicamente, como podrá darse la
seguridad de que el ángulo entre las dos ramas de la escuadra sea justamente un
ángulo recto? Hay varios procedimientos conocidos, pero el más sencillo es por
medio del teorema de Pitágoras y por tanto el Ex -VM, aquel cuyo trabajo
principal es verificar la exactitud de las herramientas de labor, y quien se
supone ha arribado a una habilidad total en masonería, porta este teorema como
parte de su joya distintiva.
Sabemos que en un triángulo, uno de
cuyos ángulos es recto, matemáticamente el cuadrado del lado opuesto al ángulo
recto es igual a la suma de los cuadrados de los dos lados restantes del
triángulo. Con esto, fácilmente se puede ver que si en cualquier triángulo
rectángulo, hacemos que el cuadrado de un lado, sea igual a la suma de los
cuadrados de los otros dos, necesariamente el ángulo será recto, el ángulo de
un escuadra perfecta de 90 grados..
Los albañiles, verifican sus
escuadras con la serie de números 3,4 y 5. O sea un lado de tres unidades, y el
otro de 4 unidades, necesariamente el lado restante deberá ser de cinco de esas
unidades, encerrando un ángulo recto perfecto. La explicación es que el
cuadrado de 3, o sea 9, sumado al cuadrado de 4 o sea 16, nos dará el cuadrado
de 5, o sea 25.
Es por eso que la Joya del Past
Master, consiste en una escuadra de la que pende el Teorema de Pitágoras.
Esta joya representa esencialmente la
Justicia. Corresponde al Ex Venerable Maestro, constituirse en el defensor de cualquier
miembro de la logia, que enfrente un proceso ante el Tribunal de Honor. Con
ello se establece el primer requisito de todo proceso de administración de
justicia, cual es, el de la legítima defensa. La idea de la joya del Ex
Venerable Maestro es poner en evidencia que las querellas y las diferencias
entre los hombres, solo pueden ser resueltas con Justicia. La justicia es una
tarea y una responsabilidad de los humanos para con los humanos. Nada en esto
tiene que ver el G.A.D.U.
Para los pitagóricos, el ángulo recto
era llamado el ángulo de la equidad, implicando con ello, que representaba el
sentido de lo equitativo, dando a cada cual según sus merecimientos y
condiciones, no favoreciendo a uno en desmedro del otro, propendiendo a guiar los
actos por la templanza del deber juiciosamente asumido, por la justicia natural
antes que la legal o escrita.
El Past Master que ha superado todos
los grados, y que debería haber llegado a aguas calmas, libre de ansiedades,
tiene sobre bajo su responsabilidad el asegurar que aquellos que trabajan para
el mismo propósito no desperdicien sus esfuerzos, velando porque se apliquen
aquellos principios que fueron puestos a prueba y dieron muestra de ser correctos,
compartiendo sus enseñanzas de forma práctica al mundo profano y de forma
simbólica en el taller.
Pero desgraciadamente las cosas
normalmente no son tan sencillas, el Venerable Maestro es quien ha sido elegido
para dirigir los destinos del Taller en ese período y quiere imponer sus
criterios, modificar aquellas cosas que no le gustaban de las gestiones
anteriores y dejar sentada su huella. Está bien que así sea, en la medida en
que no se alteren los Reglamentos Generales controlados por el Orador, sino también
los Reglamentos Particulares, y usos y costumbres del taller que hacen a su
identidad.
Delicada tarea la del Past Master,
que debe asumir que ya no dirige los destinos de la Logia, y que otro lo hará
de una manera diferente a la suya, pero que debe advertirle cuando se está
apartando del sendero.
En las Monarquías Constitucionales es
el Rey quien ejerce esa función de contralor, en los imperios existía la función
del Virrey destacado en alguna región, en las democracias a veces existe una función
de consulta con los expresidentes, en las empresas multinacionales se designa
un “controller” que vela por los intereses de los accionistas.
Antiguamente se decía: “El hombre es bueno, pero si se lo controla
es mejor”