Tenemos la sensación de percibir
un tiempo continuo, pero la física cuántica ha demostrado que no vivimos el
tiempo linealmente, sino que lo vivimos por fracciones. Tal como demuestran los
diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes
intermitentes.
La imperceptibilidad es también
una realidad física porque nuestra percepción es totalmente discontinua. Así
pues sabemos que en el cine vemos solamente veinticuatro imágenes por segundo.
La número veinticinco no aparece. Llamadas subliminales, tales imágenes no
tienen una realidad aparente para nosotros, pero tienen un impacto sobre
nuestra inconsciencia. Los publicistas las han utilizado para modifican las
ideas de los consumidores o de los electores, en detrimento de su libertad de
juicio. Estas experiencias demostraron, que lo invisible era capaz de modificar
nuestros pensamientos.
Entre dos instantes perceptibles
siempre hay un instante imperceptible. Entre cada fracción de
tiempo hay un hueco, y en este hueco nuestras partículas cuánticas viajan al
futuro. Dicho de otro modo, en cada instante presente tengo un tiempo
imperceptible en el cual fabrico un futuro potencial, lo memorizo y en mi
tiempo real lo realizo. Esto se llama hiperincursión, y suele darse en el
sueño por las noches.
Desdoblamiento del tiempo
Imaginate que vivís simultáneamente en dos mundos
idénticos en donde el tiempo no transcurre a la misma velocidad. Mientras un
tiempo imperceptible de una millonésima parte de segundo transcurriría en el
primero, el segundo viviría en un tiempo acelerado, digamos que durante horas,
lo cual permitiría aprender tranquilamente cual es la mejor manera de resolver
ciertos problemas.
Un intercambio de información
entre estos dos mundos nos daría la información necesaria para llegar al
objetivo de manera intuitiva. Además, los numerosos fracasos realmente vividos
en un mundo serían memorizados en el otro, para de esta manera nunca tener ni
ganas, ni la idea de vivirlos.
Lo ideal sería, seleccionar la
mejor experiencia gracias a un buen intercambio de informaciones aprovechando
la apertura entre ambos tiempos. Claro está, cada pregunta tendría múltiples
respuestas, creando así infinitos futuros posibles, y cada respuesta sería la
consecuencia de la mejor elección del hechos vivido. Ahora bien, para estar
seguros de tener la respuesta adecuada a la pregunta adecuada, no sería mejor
¿"desdoblarse" en ambos tiempos?.
Viajando a velocidades cercanas a la luz se envejece menos
Todos hemos oído hablar de la
relatividad del tiempo establecida por Einstein donde un astronauta saliendo de
la tierra a una velocidad cercana a la de la luz, se sorprendería a su regreso años más tarde,
pues el mundo habría envejecido cientos de años. En los años 20, Paul Langevin lo
demostró, pero hubo que esperar 50 años: en 1970, gracias a los relojes
atómicos, se comprobó esa ley.
Un desdoblamiento también puede
ser imperceptible. Si vuestro viaje en el cohete durase menos de una centésima
de segundo, también él sería subliminal.
Las personas a nuestro alrededor nunca
se darían cuenta de nuestras salidas rápidas fuera del cohete. Nuestras
predicciones futuras serían sorprendentes y podrían ocurrir. Solamente nosotros
sabríamos que no hay en ello ninguna predestinación sino tan sólo una posible
actualización de uno de los "futuros potenciales" ya vividos sobre la
Tierra.
¡Imaginemos entonces que podémos
desdoblarnos y que una parte se queda en la Tierra, al tiempo que la otra parte
hacia el espacio a la velocidad de la luz, condición necesaria para tener dos
percepciones diferentes del tiempo! Debido la percepción discontinua y la
rapidez del viaje, nunca tendríamos tiempo de observar nuestras idas y vueltas
en otro tiempo. El desdoblamiento sería imperceptible, o, como las imágenes de
una película, subliminal.
Esta interrupción periódica de la
visión no es un supuesto. Es utilizada habitualmente en las
"discotecas". alternando "flashes" luminosos y tiempos de
oscuridad, un alumbrado llamado estroboscópico, permite concebir dos realidades
al mismo tiempo: una luminosa, perceptible y la otra oscura, invisible pero
igual de real. Con una alternancia lo suficientemente lenta, la discontinuidad
de la percepción provoca pulsaciones en la visión. Acelerando el movimiento,
sólo percibís una iluminación continua. No nos damos cuenta que las luces se
apagan cada segundo. Tendríamos la sensación de tener luz continuamente.
Una percepción periódica o
estroboscópica puede, pues, suprimir las variaciones continuas del transcurso
del tiempo. Para el que se desdobla, esta supresión aparente permite disponer
al mismo tiempo de dos transcursos de tiempos diferentes, caracterizados por
vibraciones luminosas opuestas. Éstas se intensifican en el futuro hasta el
punto de volverse tinieblas. Es, pues, de rigor afirmar que el desdoblamiento
pone luz en la oscuridad: "Y Dios separó la luz de las tinieblas"
-dice la Biblia-, expresando así una realidad física. Las civilizaciones antiguas
sabían que el presente separaba la luz creadora de las tinieblas en donde se
escondían potenciales peligrosos. Los tiempos imperceptibles son siempre
tiempos reales pero oscuros, en donde se fabrican futuros instantáneos. Sin
estos potenciales, la vida es imposible.
Los sueños y las aperturas temporales
Nuestro cuerpo está concebido
para recibir informaciones vitales en el transcurso de nuestros sueños durante
un período bien determinado llamado "sueño paradoxal" que es un fase
del sueño en la que los ojos se mueven rápidamente; por eso también se llama
sueño REM (Rapid Eye Movement). Es el momento en que estamos más profundamente
dormidos y tenemos nuestra máxima actividad cerebral. Empieza aproximadamente
una hora y media después de habernos dormido y allí se da el intercambio entre
el cuerpo energético y el corpuscular. Los sueños son fundamentales para el
equilibrio en nuestra vida. El sueño paradoxal no es el único momento en que se
producen las aperturas temporales, pero es el más importante.
El intercambio se realiza a
través del agua del cuerpo. Ese intercambio de información permanente es el que
crea el instinto de supervivencia y la intuición.
El cuerpo energético y el cuerpo físico
Nuestro desdoblamiento es también
el del tiempo y del espacio en el que deseamos vivir. Nuestro "doble"
no es el cuerpo astral o etérico del que algunos hablan. Es verdaderamente otro
"yo". El cuerpo visible vive en el espacio de nuestro tiempo, el
otro, totalmente imperceptible, viaja en los diferentes tiempos de nuestro
desdoblamiento. De manera esquemática podemos decir que un cuerpo energético
informa a nuestro cuerpo físico.
Así pues, los físicos hablan del
carácter ondulatorio y corpuscular de la materia. Podemos pues afirmar que
tenemos un organismo corpuscular observable en nuestro mundo y un cuerpo
ondulatorio encargado de emitir y de captar informaciones vitales, en otro. El
cuerpo energético se desplaza muy rápidamente y vuelve a yuxtaponerse al cuerpo
físico con información, que modifica nuestra percepción de la realidad.
La vida de a dos
Nuestro regreso es tan
imperceptible como nuestra partida, y cada instante permite la actualización
instantánea de futuros posibles desencadenados por nuestras preguntas antes del
viaje de nuestro cuerpo energético. No hay predestinación, puesto que un futuro
puede expulsar a otro instantáneamente. Tampoco hay lugar alguno para la
casualidad pues el presente no será nunca sino un futuro potencial ya vivido de
manera más rápida en otro lugar.
Nuestro cuerpo está hecho así.
Para sobrevivir, recoge del futuro las informaciones que puede captar en su
presente. Esta "actualización" instintiva es personal. Depende de
cada uno de nuestros proyectos. El pensar en un porvenir siempre la hace vivir.
Pensar que es imposible, la suprime.
Nuestra supervivencia depende a
cada instante de los futuros disponibles. Sin estos últimos, nuestro presente
ya no sería posible, nos moriríamos, pues nuestro cuerpo necesita continuamente
instrucciones de futuro. El conjunto de todo ello forma nuestro instinto de
supervivencia. Sin embargo, nuestro doble debe seleccionar nuestros futuros
antes de que los actualicemos. Él conoce nuestras preguntas.
Sólo el intercambio de nuestros
cuerpos energéticos nos permite saber si vamos por el buen camino, y esto se
lleva a cabo por la noche. Lo sabíamos hacer cuando nacimos y lo podemos volver
a hacer, volviendo a encontrarnos con nosotros mismos con nuestras raíces.
Ese tiempo sagrado que transcurre
entre mediodía en punto hasta medianoche en punto, debería ser gracias al ritual
empleado, el portal que nos permita desdoblarnos
entre lo sagrado y lo profano.
El intercambio de información entre
ambos mundos, nos permitirá rectificar nuestros pensamientos. Ese es el trabajo
que tenemos que hacer con nuestros hermanos. Los trabajos resultarán así justos
y perfectos.
Bibliografía:
Jean Pierre Garnier Malet – Teoria
del desdoblamiento del cuerpo