El Fénix es una criatura
fantástica que simboliza lo mismo en todas las culturas: la inmortalidad y la
resurrección. Además, representa la esperanza de que nunca deba morir en el
hombre, la posibilidad de comenzar de nuevo después de haber perdido todo y la
necesidad de cerrar un ciclo para comenzar una nueva vida.
El Fénix es un ave mitológica del
tamaño de un águila, con plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, un
fuerte pico y garras. Se dice que es un ave fabulosa que se consume en llamas
cada 500 años para luego renacer de sus cenizas.
El mito del ave Fénix ha alimentado varias doctrinas y concepciones religiosas sobre la vida después de la muerte, ya que el Fénix muere para renacer en toda su gloria. Ha sido mencionado por sacerdotes egipcios, griegos y escritores latinos.
Se le ha asociado con las crecidas del Nilo, la resurrección y el Sol. El Fénix ha sido un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación y la inmortalidad. Según el mito, se decía que tenía lágrimas curativas.
Debido a sus hábitos migratorios, se observó un símbolo de regeneración, ya que aparecía periódicamente después de viajar a Egipto cada quinientos años, llevando el cadáver de su padre sobre sus hombros para depositarlo en la puerta del templo del Sol en la ciudad de Heliópolis.
Según Heródoto, para trasladar el cadáver de su padre desde Arabia hasta el templo del Sol, el Fénix creaba un huevo sólido de mirra del tamaño que pudiera cargar, probando su peso para asegurarse de que fuera compatible con sus fuerzas. Luego vaciaba el huevo para crear un hueco donde colocar el cadáver de su padre, lo cerraba con más mirra hasta que el peso del huevo con el cadáver fuera igual al huevo sólido. Luego llevó el huevo con el cadáver al templo del Sol en Egipto.
En resumen, el ave Fénix simboliza la muerte y la resurrección, la vida y la muerte en ciclos continuos, y ha sido considerado un símbolo de esperanza, purificación e inmortalidad en diversas culturas a lo largo de la historia.
Para el cristianismo
Según la leyenda cristianizada, el Fénix vivía en el Jardín del Paraíso y representaba a Cristo, ya que tardaba tres días en resucitar, como la resurrección de Jesús. Se cuenta que cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, la espada flamígera del ángel que los desterró prendió el nido del Fénix, haciéndolo arder junto con su inquilino. Sin embargo, debido a que el Fénix se negó a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de su capacidad de renacer de las cenizas.
Cuando llegaba el momento de su muerte, el Fénix construía un nido con especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo y lo empollaba durante tres días. Al tercer día, el Fénix ardía por completo y se reduce a cenizas, para luego resurgir del huevo como el mismo ave Fénix, siempre único y eterno. Este ciclo de muerte y resurrección ocurría cada quinientos años.
Según estas creencias, el árbol del conocimiento en el jardín del Edén representa el cuerpo físico del hombre a través del cual el alma evoluciona mediante las experiencias vivenciales en este mundo. El Fénix, al pie de este árbol, simboliza la consciencia incipiente y primitiva, mientras que la chispa de la espada flamígera que lo incendia representa la chispa de la consciencia universal. El Ave Solar que emerge entre las cenizas del Fénix representa la conciencia que despierta en plenitud de facultades en el alma del hombre.
Por lo tanto, el Fénix simboliza el paso de la humanidad del estado primitivo al estado consciente a través del conocimiento y el contacto con la conciencia universal. Es un símbolo del renacimiento espiritual y la evolución de la conciencia en el ser humano.
El Ave Fénix tiene cierta analogía con la palabra INRI, siendo una de varias interpretaciones: IGNE NATURA RENOVATUR INTEGRA, lo cual significa que la Naturaleza es renovada por completo a través del fuego del alma. Al morir el cuerpo físico de cada persona, las experiencias adquiridas en la presente encarnación se retiran y conservan en el alma, que es inmortal.
El Fénix es símbolo de inmortalidad, pero este concepto merece y exige ser preciso, ya que normalmente se interpreta de manera incorrecta. La inmortalidad no se refiere a vivir en una sucesión temporal indefinida, sino a nacer a lo atemporal, a lo eterno que está más allá del tiempo y de la corriente de las formas.
Significado iniciático
El "Fénix" es un símbolo de las órdenes secretas del mundo antiguo y de los iniciados en las mismas, ya que era común referirse a aquellos que habían sido aceptados como novicios en los templos como alguien que había "nacido dos veces", o que había "renacido" o "nacido de nuevo". La sabiduría obtuvo una nueva vida, y todos los verdaderamente sabios nacieron de nuevo.
La mayoría de los ritos de iniciación se asemejan a las ceremonias fúnebres. En realidad, lo que se está ritualizando es la muerte de la ilusoria personalidad profana, lo cual implica un "sacrificio" por parte del aspirante, es decir, un "acto sagrado", para luego renacer.
Ello hace posible el renacimiento a una vida superior. Pero no sin antes enterrar los restos de la vida pasada. Y así como el Ave Fénix, volver a una nueva vida a partir de sus cenizas. El Ave Fénix muere abrazado en llamas y de sus propias cenizas renace. Es un símbolo de purificación a través del fuego (que representa la luz del conocimiento y es el elemento básico para la elaboración del concepto de cultura).
Esas cenizas son el material del cual nacerá el hombre nuevo, quien al igual que Hiram Abiff debe pasar por el fuego las escorias de su naturaleza inferior para renacer de nuevo purificado, habiendo pasado de la ignorancia a la sabiduría y del reino de la ilusión al de la verdad..
¿Cómo es ese paso del reino de la ilusión al de la verdad?
El Ave Fénix se dice que renace de las cenizas, emergiendo tan pura como cuando fue expuesto a la hoguera en un intento de destrucción. Esto simboliza que la verdad también renace en la hoguera de las mentiras, desafiando a aquellos que intentan destruirla y engañar a los ignorantes.
La búsqueda de la verdad requiere análisis, pero este análisis solo es confiable si se realiza con una actitud de duda hacia lo que se está examinando. Sin esta duda, es difícil que la verdad emerja de manera pura y sin manchas.
Incluso cuando creemos haber descubierto la verdad, es probable que otros cuestionen nuestra versión, lo que lleva a que se someta a un nuevo análisis por parte de otras personas que comparten sus hallazgos. Este enfoque no impone una única ideología, política o religión a aquellos que lo practican, sino que proporciona un marco general que permite y promueve el pluralismo.
Es importante destacar que no hay dogmas, ya nadie se le puede imponer una verdad como dogma. La forma de realizar los análisis se mantiene en secreto, pero este secreto, como ocurre con las cosas más valiosas, no puede ser aprendido en solitario. Se aprende en comunidad, trabajando hombro con hombro, codo con codo, con los compañeros del cuerpo y del espíritu.
Y después de cada trabajo, parece
que el ave fénix de la verdad resurge con fuerza y vigor al servicio de la
humanidad. Los símbolos y alegorías, para ser verdaderos símbolos, deben tener
una realidad genuina detrás de ellos; de lo contrario, no serían símbolos, sino
una mentira.
Las palabras no son
una verdad por sí mismas, sino el mensajero.